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Protagonista

Alfredo Ceverino

Hay artistas imprescindibles....

        
Artista que trasciende cualquier época con la solides que refleja su pintura, sin grietas, sin fisuras. Su paleta ha recorrido Francia, Barcelona, Latinoamérica, sin embargo su sede, sus raíces siguen en Mendoza. Un Lasherino de pura cepa que hoy nos abre sus puertas y como gran artista que es nos atraviesa con su sensibilidad.

        

¿Que miraba Alfredo cuando lo encontró la hora de pintar en sus comienzos?
Y, estaba mirando el mundo que desde muy temprano me sedujo con su forma. Recuerdo que con mi hermano Rulo, a falta de otro material, hacíamos nuestras figuras con barro; a la distancia veo las verdaderas "instalaciones" que se iban armando con palitos latas de " pate foi" y barro. Fíjate lo cerca que estábamos de lo elemental, de la esencia. Luego la vida me mostró sus placeres de donde retorné a los 20 años, tiempo en que la Academia Provincial de Bellas Artes se abrió para mi y para muchos otros. Y ya nunca nos abandonó



¿Ser artista no es tarea fácil, le pasó factura el arte?
No, no creo demasiado en eso de pasar factura, yo creo si, en el trueque, donde cada uno aporta lo suyo con honestidad: "Arte ni te dí, ni me diste, nos dimos".



¿Que fue de la Bohemia?
Afortunadamente uno se dio cuenta que el camino que proponía la academia era el de la vida vivida, el de los rostros felices, el de esa bohemia tan entrañable. Frente a la Academia estaba el Bar Cìvico, hoy Siroco, y todas las noches era el lugar de encuentro despuès de las horas de taller. Esperaban a nuestro maestro, Hernàn Abal, el pintor Azzoni, el escultor Santarone, el poeta Cirigliano, y varios otros. Nosotros muy jóvenes de invitados- colados y ellos tan generosos nos hacían partícipes de la charla de artistas y unas papitas y un medio vino. Y vuelvo al recuerdo de los rostros felices. ¿Me habías preguntado por la bohemia?, que se yo de que se trata.



¿Que necesita a la hora de ponerse a trabajar?
Yo puedo ponerme a trabajar en cualquier momento y lugar, la obra está integrada por imágenes, claro, pero también por sonidos, encuentros, por movimientos, por adioses, por olores, el amor es un buen ingrediente. Todo eso va conmigo. Si además hace falta algo, sugerencia: una mañana en el Mercado Central, una porción de pizza y a recorrerlo y olerlo. Un paseo de arte y una experiencia única.



¿Que tiene Mendoza para usted?
Mendoza es única por lo que queda aquí cuando me voy y no puedo llevarlo conmigo, lo que espera mi regreso en las puertas y en el aire, Por eso Mendoza es única.



¿Si le pregunto por “Los tamarindos” que me cuenta?
Los Tamarindos es otra cosa. Es como el "ciruja" que encuentra y desarma esperando descubrir algo, algún tesoro en su interior, como el pescador de perlas. Los tamarindos es más que geográfico, se encuentra en otras regiones a las que curiosamente se accede solamente haciendo "lasherismo" ( solo a pie o en bicicleta). Tamarindos es la patria, todos llevamos desde niños un Tamarindos en el corazón. Por otro lado, es la estación que eligió Toulouse Lautrec para llegar a Las Heras. Pero esa es otra historia.



Si pudiéramos viajar en el tiempo a que artista invitaría a su mesa para compartir un rico vino o unos buenos mates.
Con permiso y sin esperar respuestas, necesito variar la cantidad de invitados a mi mesa. No son uno, ni dos, son muchos y desde siempre. Seguro a Hernal Abal, Roberto Azzoni, Toulouse Lautrec se instala, sin invitación, Vincent, habría que convencerlo; le daría la tarea a Paul Gaughin, y seguro también a Dardo Retamoza, que se nos fue yendo de las manos, como la arena, sin darnos cuenta. Y voy pensando en muchos más mientras voy preparando la mesa navideña junto al limonero... y que vengan, hay lugar para todos.



Atravesamos un momento de inmediatez, (la superproducción de imágenes, las redes sociales, el celular) ¿cómo sobrevive el arte - el artista dentro de éstas condiciones?
El arte solo requiere, amor, mate, vino, fervor, eso no cambia, y si además le arrimamos un pomo de óleo mejor. Sino pintamos con lo que le sugirió el coronel a su esposa en "El coronel no tiene quien le escriba". Estamos en plena crisis y yo siento la misma necesidad de hacer arte, escuchar música, ver, oír, sentir. Un aparato por sofisticado que sea jamás podrá compararse a un bello par de tetas y de ojos. Estamos vivos, que un japonés sepa rápidamente que estamos vivos, que en dos minutos me diga que no le gusta el azul que acabo de poner en mi pintura y que se disculpe diciendo que esta muriendo de amor por esa muchacha de boina gris que acabo de ver pasar frente a su ventana.



Ahora por último le propongo un juego, un ping pong de preguntas y respuestas.

Un color
Colores muchos, pero el azul me colma.



Un aroma
El aroma del jazmín de lluvia y el de la panadería.


Una imagen
La imagen que más me conmueve es una madre amamantando.



La línea o la mancha
Desde luego que es la mancha la que me propone la mayor variedad de imágenes, por supuesto se trata de ciertos ecos de cosas que se han ido acumulando mientras leemos, escuchamos música, amamos, o sea mientras vivimos.



Su mejor obra
Acerca de cual es mi mejor obra debo remitirme a un lugar común, " la próxima". Sin embargo recuerdo con mucho cariño una obra de 2x2 mts. que se tituló " Gente mirando al cielo" un homenaje a las madres de la plaza y que la realicé en tres días. Creo que alguien me la dictó.



Muchas gracias MAESTRO

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