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diario Los Andes

Claudio Martínez

El hacedor



Actor, director teatral y docente. En su haber hay numerosas obras inolvidables dentro del género infantil. También supo poner en escena aquella obra en homenaje al cura Contreras " Agosto" por la que recibió el premio "Mejor obra de carácter popular" en la Fiesta Regional de Teatro y que fue grabada por canal 7 de Buenos Aires y llevada al Teatro Cervantes. Fue también director de la fiesta máxima de los mendocinos "Vendimia de Nuevos Soles" en el 2003 y de la Comedia Municipal Cristóbal Arnold en el 2008.
Hoy, dirige una escuela de teatro en San Martín, sigue montando espectáculos con grandes actores, pero por sobre todas las cosas, no para de crear y de jugar.

¿Cuántos años ya de teatro?
No soy un tipo que mire mucho para atrás. Siempre que me preguntan que cuanto hace que hago de teatro, tengo que sacar la cuenta.
Y siempre en memoria RAM aparece un año en el que hice todo junto. Por decirte ahora 1997 pareciera que todas las obras, todas las anécdotas del teatro hayan sido en ese año. Pero son más de treinta, casi que ya llegan a los 40 que estoy relacionado con el teatro.
Ahora, profesionalmente unos 25 años. Pero no miro para atrás siempre miro las cosas que me faltan por hacer.



¿Cómo comenzaste a acercarte al teatro?
Creo que empecé desde la panza de mi vieja… pienso que cuando uno encuentra con tanta fuerza lo que ama hacer en la vida, viene desde la panza de la madre. Pero ya a los 8 junto a mi hermano era uno de los enanos de Blancanieves, el director el excelente actor Dardo Borgia, (que después con los años a mi me toca dirigir en El Tartufo, paradojas del teatro.)
Siempre me encontré haciendo algo relacionado con el teatro, los actos de la escuela, bailando el malambo para ganarme una pelota el día del niño en el festejo de la unión vecinal de mi barrio, en los juegos con mi hermano. Empecé con los talleres del flaco Suarez apenas llegado del exilio y ahí empezó a tomar forma mi grupo. Me encanta la idea de sentir que empiezo algo, es una de las cosas que más me atrae del teatro. Que uno puede sentir que siempre está empezando algo. A la gente eso la sorprende, y te mira como diciendo... pobre, nunca tienen algo seguro, y eso es lo mejor, ese vértigo  es lo que a uno más le gusta. Sentir que empiezo cada mañana con una nueva propuesta de hacer teatro, esta bueno.



Además de dirigir, has conformado grupos de trabajo, has formado actores que hoy transitan su propio camino. ¿Sos consciente de eso?
Eso es lo mejor que me pueda pasar en la vida. Que una actriz, un actor confíe su talento en la mirada del otro, en tu mirada, está entre los actos más confiados que hay en la vida. Yo no sé si el tipo que paso por mi lado como actor aprende, espero que sí, sobre todo los alumnos de la facultad, pero si sé que sigue su camino diciendo "el gordo le pone pasión". Y después me los encuentro a ellos, con la misma pasión engrandecida con más conocimientos y son muy buenos. Siempre me considero más que un formador de actores, un encausador de pasiones
Y sí, soy consciente, me alegra muchísimo ver como al tipo el teatro le cambio la vida. Mas allá del éxito que haya logrado, reconoces esa pasión que lo acompaña en lo que hace.



Actualmente sos director de una escuela de Teatro Municipal en San Martín. Contanos un poco de que se trata.
Eso es un regalo de la vida. Encontrarme hoy con el pibe que fui tratando de encontrar un taller gratis porque mi vieja no tenía para mandarme.
A ser el director de una escuela que se encarga de  darles teatro a los pibes con el apoyo de la municipalidad, ¡es una alegría enorme!. Es creer que sí es posible, que la democracia provee estas vuelta de la vida y las permite. Está muy bueno que haya municipalidades e intendentes que apoyan estos proyectos. Imagínate que encuentro en San Martín muchos Claudios tratando de aprender, y yo puedo ayudarlos a ponerse en movimiento.
En San Martín desde que está la escuela hay más teatro y eso es un sueño hecho realidad,  en donde el pibe del barrio humilde que yo fui cambio violencia por arte, y hambre por un trabajo, la calle por un escenario aparece y tiene un espacio. Es un regalo que la vida me da y por eso me brindo por completo, y soy feliz brindándome. Trato de transmitirle la mística del trabajo grupal, que se sientan contenidos por sus profesores y compañeros y que crean en el teatro, porque ese es el lugar de contención que siempre te recibe y al que siempre podes volver. Y para colmo la escuela tiene el nombre de uno de los hombres más valientes que conocí, "David Blanco".



¿Para vos el trabajo del actor, es un hecho de pura voluntad, o simplemente de deseo?
No sé muy bien, la diferencia, pero somos vendedores de ilusiones en una sociedad que cada día compra mas celulares y pantallas.
Hay que tener mucha fuerza de voluntad para que dirijan la mirada hacia tu trabajo, y encima paguen una entrada. La voluntad la aprendí en el teatro. Yo soy un hippie gordo, que todavía espera un mundo mejor. Un mundo mejor es  mi deseo, pero si no tenes voluntad para reconstruir el que tenemos  entonces se me mezclan los términos. Y entonces pienso que el teatro tiene su fórmula, una alquimia entre deseo y voluntad.



¿Cómo ves al teatro mendocino hoy?
Lo veo con buena salud. Pero con un síntoma que es muy peligroso, que los jóvenes que hacen teatro, nos miran como a los dinosaurios de Jurasik Park, hasta te diría con mucho respeto y miedo. Y no veo muchos grupos que estén investigando o profundizando su trayecto por el teatro. Y son dos síntomas muy graves. Me parece que nos falta encontrarnos a los viejos y a los nuevos en nuevas formas y lenguajes. Nos tenemos miedo. Pero el teatro independiente mendocino siempre tiene fuerza.
También puedo decirte que nos faltan espacios de encuentros. Ni hablar de salas que solo hagan teatro, y no esa sala que hace de todo (generalmente oficial) que no tiene conducta como espacio. Que un día puede estar la banda del Gordo Valor robando y al otro día Sueño de una Noche de Verano. Y esto lo confunde al espectador. Nos faltan salas con fundamento teatral, para que la gente vea por donde pasa el teatro mendocino actual. Yo quiero catedrales sagradas del teatro, donde solo se vea teatro, para que la gente tome referencia, respete lo que ahí se hace. Que pisar el escenario sea un ritual, porque lo pisaron miles de actores que hacen la historia del teatro mendocino. Pero como tantas cosas, eso tampoco lo respetamos y ese espacio hoy no está. Tenes con treinta años de teatro, que pelearles horas de ensayos a un jardincito y no desmerezco al jardincito,  ni niego que sea importante que tenga un espacio para la muestra final. Pero tenemos que tener un lugar para el teatro. "Solito para el teatro". Para que lleguen compañías para ensayar en el mismo lugar donde vas a hacer una temporadita de teatro. Ese respeto por nuestra historia teatral no lo tenemos. Entonces el espectador está condenado a deambular sin norte teatral. Sin saber donde ir a ver teatro de culto. Eso está confinado a la voluntad de los actores. Y para rematarla tenes que pagar el alquiler del espacio, como si a un cirujano le cobraran el alquiler del quirófano del hospital central. Cuando ese espacio es de todos. Yo pago mis impuestos para que se haga un teatro y más teatros... Y después tengo que pagar el alquiler para usarlo. Somos giles los actores. Sin políticas culturales de desarrollo teatral. Estamos fritos o por lo menos con síntomas graves de fritura.



Actualmente estás  embarcado en un nuevo proyecto junto a tu hijo Augusto, Un Auto Rojo. Contanos que tiene de particular esta nueva propuesta.
El Auto Rojo es el resultado de una búsqueda por nuevos espacios para hacer teatro. Que cayó en manos de mi hijo Augusto que con su cabecita joven me planteo la idea, de que un auto se puede convertir en un teatro para tres espectadores. Y que esa sala podía girar por la ciudad buscando a los personajes de la obra. Y que no iba a ser un paseo turístico sino una obra adentro del auto solo para tres espectadores.
En una época donde se mide tanto por el reaiting que un grupo de teatro le dedique una función con 10 actores en escena, solo para tres. Me pareció que teníamos una muy buena idea, La desarrollamos y convocamos a los  actores que se prendieron en esta locura, la alimentaron y la engrandecieron. Y ahora esto ya es una experiencia teatral para los espectadores y para los que la hacemos. Augusto, mi hijo, es el motor del proyecto del Auto Rojo sobre todo porque pudimos encontrarnos en algo que a él le atrae como joven y mi teatro de texto. Una rareza total. Sentimos que como padre e hijo, hicimos algo irrepetible, que nunca se hizo como nosotros lo hacemos. Y que no tiene otro fin que hacer arte juntos. Nos encontramos en el arte. Uno con un hijo se encuentra y se desencuentra muchas veces. El Auto Rojo es una experiencia teatral inolvidable para los que actuamos y para los que se animan a subir.



Por último, vamos a darle rienda suelta a la imaginación, cosa que vos haces muy bien. Si tuvieras la posibilidad de elegir el elenco para una nueva obra (La obra Universal podría ser el título) ¿A quienes subirías al escenario? todo vale en éste sueño....
Creo que esa obra en primer lugar trataría de mi madre. Estaría hecha por actores mendocinos, y le daría lugar a alguno de Buenos Aires, para no ser como ellos que se guarden los mejores papeles.  Estaría el Flaco Suarez, la Gladys Ravalle, mi hijo convertido en actor  o músico, lo que el prefiera. Estarían todos mis actores, todos en una obra para mi vieja, que fue la primera que confió en mí. Sería como una gran vendimia, pero todos los personajes serian seres humanos. No habría nadie que haga de botella. Un gran corifeo de alumnos de la facultad que me piden que no sea tan exigente. Mi familia, los niños lo harían mis alumnos niños -cantando el estribillo de la máquina de jugar-. Mis amigos, que terminan tomando papeles importantes en la obra. En una de las escenas vuelven todos los actores que se fueron por no encontrar condiciones laborales dignas con pancartas que digan queremos un mundo mejor. ((¡Sería una locura!)) Y en el casting no entraría ni Brad Pitt, ni Estevanez por que no dan el fisic du rol.
Y la escena final es un gran asado con todos con una nariz roja, una gran comilona de esas que nos gustan a los actores cuando estrenamos. Y aparecerá mi hermano Sergio bien sobre el final, y me dirá que le encanto la obra sobre mi vieja. Y que no le cambiaría nada. El papel del Sergio lo haría el Aníbal Villa y el de mi viejo el Arnold y el Juan Comoti haría de hijo en una parte. Los actores del Cajamarca se encargarían del entrenamiento teatral, y ensayaríamos en el Taller.
Yo esta vez saludaría al final y las acomodadoras del Teatro Independencia me dirían que me suba los pantalones y también el cierre. La escenografía serian calles del barrio UNIMEV, y millones pero millones de espectadores irían a verla, todos en autos rojos. Final de Vendimia "El Pablo y la Laura" iluminados por el Aruj hacen la coreografía del saludo final. Y en el final... mi vieja aplaudiendo lo que hace el hijo sin haber leído las criticas de la Patricia Slukich o el Fausto Alfonso, Se pone de píe y dice su único texto en toda la obra. "Lucha, hijito lucha"...




Apagón.

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