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Protagonista

Pablo Rodríguez Albi

Mendocino en BA

 

Este inquieto actor que  en lo que va del año, se formo con Julio  Chavez, participo como actor en una tira para la Fox (Mariposas en la panza) y estrena obra el 01 de diciembre. Nos cuenta del poder de la auto gestión y de la posibilidad de trabajar sin prejuicios. De cómo evoluciono su pensamiento a lo largo de su vida. De su paso por el Elenco estable de la Universidad Nacional de Cuyo. Y de la riqueza de los artistas sudamericanos, a la hora de ponerse a producir. 

 

¿Cómo fueron tus comienzos?
En mis comienzos a los 18 años cuando egresé de la escuela de Bellas Artes, tenía una concepción sobre el arte y el valor de ser artista que cambio con los años y con la necesidad de tener que asumir un costo de vida. En esa época yo no concebía la posibilidad del arte sin un sentido y un valor ideológico y estético, por supuesto ajeno a todo motor o valor económico.
Según pasan los años, uno va cambiando de modo de pensar, pero porque va evolucionando en su entendimiento. Digo esto, porque a los 18 años no tenía la premura de tener que comprarme la comida, pagar los impuestos, pagarme el transporte, capacitarme para seguir formándome. 
Está claro que en los inicios uno trabaja más desprejuiciadamente  en cuanto proyecto se le presenta y se contenta a nivel ideológico y estético sin preocuparse por el dinero. Pero cuando uno ya va promediando la década y media de trabajo, se da cuenta de que el ciclo no se cierra si ese cierre no es con dinero,  no porque el dinero sea lo más importante, sino porque es el punto final en el circulo o circuito dentro de la activad. Y esto es lo que la diferencia  una profesión y de un hobby. Y ahí es en donde uno comienza a darse cuenta de que si quiere elegir ésta profesión como estilo de vida y no tener que trabajar en otra cosa, tiene que entender  que es necesario acomodarse dentro de un rango de posibilidades de trabajo que le permitan vivir de ello.
Claro, que el mayor desafío es entender que esto no es malo, sino al contrario, que dignifica el trabajo y la profesión.  Y que no me define como mejor o peor actor, trabajar en una obra de teatro, en una publicidad, en una tira televisiva, hacer cine o hasta modelar (actividad que también he realizado). Afortunadamente hoy en día puedo decir que no tengo prejuicios con mi trabajo como actor.



¿Cómo te llevas con la autogestión?
Considero que como en cualquier profesión, hay que dedicarle un tiempo necesario de siembra para poder cosechar a futuro, si puedo decir con certeza, que es complejo el hecho de vivir con la incertidumbre de no poder contar con un ingreso fijo mensualmente, que es lo que sí te da un trabajo convencional. La apuesta que uno hace frente a esa situación es muy fuerte. Ahí ya entra en juego la elección y la necesidad personal de cada uno. En Mendoza, por ejemplo existe la posibilidad de la docencia como fuente de ingreso. Pero es un arma de doble filo también, porque para poder contar con un ingreso fijo digno, tenes que tener una carga horaria que sólo te permite dar clases. Y como resultado no te queda tiempo ni ganas de pensar en teatro. Sobre todo en donde sabemos que la profesión del actor no se limita a actuar y nada más. Si no que el actor en la mayoría de los casos, cuando encara un proyecto independiente,  asume además algún rol extra; el de director, escenógrafo, vestuarista, productor, etc. lo que implica aún más tiempo y dedicación.
Porque cuando uno se embarca en un proyecto independiente, no se circunscribe en aprender la letra y actuar, si no que la poca capacidad adquisitiva que tenemos nosotros para hacer teatro nos lleva a tener que saber y hacer de todo un poco. Es más, creo que uno como artista no lo concibe de otra manera, salvo algunas excepciones, en el teatro independiente, el actor limpia el baño, cuelga los tachos, tira cables, etc. Pero esto también hace en algún punto que la situación sea muy bonita (independientemente que en ocasiones llegue a ser desgastante), porque nos muestra un trabajo colectivo propiamente dicho y ya no hablamos de actores sino de teatristas.



¿Cómo fue la experiencia de trabajar en el elenco estable de la UNC?
La experiencia de estar en el elenco estable de la UNC ha sido muy linda, y me dió una tranquilidad económica que en algún punto que se agradece. Pero por otro lado la ayuda que da la Universidad al elenco es tan pobre, que en realidad deberíamos estar hablando de un elenco rentado con espíritu independiente.
Lo que muchos desconocen es  que si bien los actores del elenco tienen un sueldo, la Universidad no solventa la producción de los espectáculos que ahí se gestan, lo que nos lleva a hablar nuevamente de la autogestión. Mostrándonos  una situación cíclica, en donde los actores cobran un sueldo por su labor, pero en la mayoría de los casos, parte de ese dinero vuelve a la producción o montaje del espectáculo.



La pregunta clave ¿Y vos de que trabajas?
Es común que te pregunten a que te dedicas, a lo que uno responde: actor. Ahora bién, en Mendoza aún me pasa, que me preguntan ¿y vos de que trabajas? y cuando digo actor. Acto seguido vuelve la pregunta  ¿Pero de que trabajas, de que vivís? No así en Buenos Aires, en donde culturalmente se consume teatro. Ahí ante la respuesta, actor, la pregunta que le sigue es ¿y cómo te está yendo?. Esto también tiene que ver con que el público consume más teatro. La gente organiza ir a cenar o ir al teatro, eso hace que el motor funcione, porque el público va, está atento a la programación y al producto. Ojo, con esto no quiero decir que sea maravilloso y fácil en Buenos Aires, porque si bien hay mucha demanda, también hay una fuerte oferta.



Hoy en día está el auge de la ficción en San Luis. Estando Mendoza tan cerca, ¿pueden verse beneficiados los actores mendocinos?
En realidad no es tan fácil, ni siquiera para los puntanos, porque las producciones se arman en Buenos Aires, tanto el equipo artístico, como técnico y estos se trasladan a San Luis.



¿Cómo ves el teatro en Mendoza?
Mira, Norman Briski me pregunto una vez, ¿Porque en tu provincia hay tanto teatro de ruptura, muy loco? Y en el momento me hizo pensar que en realidad esto se debe a lo que hablábamos hace un rato. En Mendoza, ante la falta de público que asista a los espectáculos, nos auto sustentamos entre nosotros mismos, hacemos “Arte para artistas” nos vienen a ver los artistas plásticos, los fotógrafos, los bailarines, y a su vez nosotros somos los que vamos a las muestras y exposiciones. Esto nos lleva en algún punto a producir cierto arte elitista, y nos aleja del público. En Mendoza no se hace casi arte realista. Si hablas de realismo se piensa en un teatro viejo, cuando en realidad no lo es. Es más, el realismo se va actualizando permanentemente y eso da riqueza a la actuación.



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